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Hacer ejercicio a los 70 años reduce en un 30% las consultas al médico

Hacer ejercicio a los 70 años reduce en un 30% las consultas al médico

Los expertos reclaman en La Granda un plan regional de atención sanitaria al adulto mayor y alertan del déficit de geriatras en los hospitales públicos.



Por Elena Rodríguez



Hacer ejercicio ayuda a retrasar los efectos del envejecimiento, como la fragilidad. Lo señaló ayer el catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia José Viña en el curso que se está celebrando en La Granda. Durante su intervención, aludió a un estudio propio en el que un grupo de mayores de 70 años se reunió, durante seis meses, en un centro deportivo para hacer ejercicio una hora diaria cinco días a la semana. Por contra, otro se juntó, pero sin hacer actividad física. El resultado es que, en ese intervalo, las consultas del primer grupo al centro de salud disminuyeron entre un 20% y un 30%. El ejercicio «específico y personalizado para mantener una masa muscular activa», señaló, es una de las pautas para vivir mejor. En este sentido, hizo referencia al «entrenamiento de la fuerza, la coordinación y alguna actividad aeróbica», pero también a «una nutrición adecuada (pues el 40% de los mayores de 65 años en Europa están faltos de proteínas) y a la sociabilidad».



Viña -que participó en el coloquio ‘¿Es el envejecimiento una enfermedad?- descartó que sea así, «porque es algo que nos ocurre a todos» y lamentó que «haya biólogos y médicos que lo piensen». En línea con otros ponentes, defendió un cambio en el sistema sanitario que promocione las políticas de prevención de la fragilidad y señaló que «en estrategias de envejecimiento saludable aún nos queda mucho por hacer. En este sentido, hay mucho más dinero dedicado a la diabetes».



María Fernández -geriatra del Hospital Monte Naranco y ponente- también abogó por un cambio en el sistema para que haya «una atención integral geriátrica, en laque la valoración clínica, cognitiva y funcional estén cubiertas, siendo la situación funcional el principal factor pronóstico de resultados adversos en salud».



Argumentó, además, que «el paciente anciano presenta unas características propias de enfermar, ya que la patología se manifiesta de forma sutil o con cambios inespecíficos, menor precisión inicial en la localización del daño y presentaciones atípicas que requieren necesidades de cuidado más complejas». Por ello, cree que «el envejecimiento exige una respuesta integral de salud pública» y urgió a que en Asturias, como en otras regiones, «se establezca un plan de atención sanitaria al anciano». Porque, en la comunidad más envejecida del país, con 210 personas mayores de 65 años por cada cien menores de dieciséis, el único hospital del Sespa con unidades de hospitalización de agudos de geriatría es el Monte Naranco, «cuando se ha demostrado, en revisiones sistemáticas, su efectividad: disminuye el número de complicaciones, la estancia hospitalaria, el deterioro funcional al alta y sin aumento de costes e incluso con una clara tendencia a la reducción». Pidió, asimismo, especial cautela con la creación de unidades de convalecencia (orientadas a la rehabilitación y recuperación funcional) en residencias pues «no existe evidencia científica que avale su validez fuera del medio hospitalario» .



Otro de los déficits es la falta de especialistas. Las sociedades científicas aconsejan un geriatra por cada 4.000 personas mayores de 75 años. Por ese criterio, en los hospitales del Sespa debería haber 33 geriatras, cuando hay dieciocho. Dieciséis, están en el Naranco, otro en el Caudal y otro en Jarrio, estos últimos con otras tareas asignadas. En este marco, se presentó el proyecto de la Comisión Europea y 22 estados miembros, con 6 millones, para abordar la fragilidad de forma conjunta.



Fuente:El Comercio



http://www.elcomercio.es/asturias/ejercicio-anos-reduce-20170818023321-ntvo.html

La vuelta a la rutina de abuelos y nietos

La vuelta a la rutina de abuelos y nietos

Llega el mes de septiembre y vuelven las rutinas a la vida de pequeños y mayores. El verano se va alejando y con él ese periodo en el que abuelos y nietos han compartido mucho más tiempo que de costumbre. A nadie se le escapa que la realidad que viven muchas familias en nuestro país está marcada por la presencia, cada día más relevante y necesaria, de los abuelos y las abuelas en su día a día. Ya sea por necesidad en muchos casos o por el reencuentro típico de estas fechas, los meses de julio y agosto son especialmente propicios para que los más pequeños de la casa tengan que compartir la mayor parte del tiempo con los mayores.



Las últimas estadísticas publicadas en nuestro país aseguran que la mitad de los abuelos dedica más de seis horas diarias al cuidado de sus nietos. Un tiempo que se incrementa durante los meses de verano, en los cuales, los abuelos se convierten en piezas imprescindibles en el funcionamiento de muchas familias. Pero, cuando llega el mes de septiembre, llega también la necesidad de que pequeños y mayores vuelvan a sus ocupaciones. Si cada año por estas fechas los medios de comunicación se llenan de consejos que nos ayuden a superar lo que llaman el estrés postvacacional, nos hemos preguntado si este síndrome afecta también a los abuelos y a sus nietos que, tras haber compartido días juntos, juegos, comidas, confidencias y excursiones rompen con todas estas actividades más lúdicas y vuelven, los pequeños al colegio y los mayores a sus ocupaciones habituales.



El doctor Carlos Tejero Juste, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), nos explica que al finalizar el periodo vacacional, “la vuelta a la rutina conlleva la necesidad de readaptarnos a nuestras obligaciones laborales y a un estilo de vida distinto que suele ser más agitado. Es por eso que experimentamos cambios mentales, emocionales y cognitivos que pueden llegar a dar paso al llamado síndrome postvacacional”. Se trata de un síndrome que puede afectar también a aquellos abuelos que se han visto muy involucrados en el cuidado de sus nietos durante el verano.



 



CÓMO ENFRENTARLO



Lo que se conoce como síndrome postvacacional, no suele prolongarse durante más de 15 días y está relacionado directamente con aspectos emocionales. “Suele incidir de forma más notoria en aquellas personas que tienen una actividad diaria muy intensa, sobre todo en aquellas que residen en entornos urbanos y entre los que están descontentos con su rutina”. Son precisamente los abuelos que encajen con este perfil los que deben tomar mayores precauciones y evitar que el estrés se convierta en enemigo de su salud.



Desde la Sociedad Española de Neurología se realizan varias recomendaciones para reducir el impacto de este síndrome. Ante todo, y como postura básica en esta y otras situaciones de la vida, es importante mantener una actitud positiva. “Es importante que, al menos los primeros días de adaptación, se duerman más horas de las habituales y se trate de regular los horarios antes de incorporarse a la rutina. También es aconsejable adelantar la vuelta, en la medida de las posibilidades de cada uno, al menos un par de días para favorecer la recuperación progresiva de los hábitos”.



Cualquier cambio de rutina, asegura Tejero Juste, hace necesario un periodo de readaptación en la actividad cerebral, pero cada persona experimenta esos cambios de manera diferente. “Depende tanto de la forma en la que los abuelos hayan asumido el papel de cuidadores (es decir, si lo han hecho con gusto o se han sentido obligados), como de la capacidad de adaptación de la actividad cerebral de cada persona”. Lo que sí parece demostrado es que los niños poseen una mayor capacidad para modificar las rutinas del cerebro que los mayores.



 



UN VÍNCULO ESPECIAL 



El vínculo que se establece, por norma general, entre nietos y abuelos es muy especial. Se trata de una relación marcada por muchos matices concretos que la convierten en única, en la que el cariño está por encima de muchas otras cosas. Generalmente, y según las afirmaciones del neurólogo, “cuanto más tiempo pasamos con una persona, más se potencian las relaciones sociales y afectivas entre ellas. Puesto que el cerebro humano es social por naturaleza, potenciar las relaciones afectivas es fundamental para mantener nuestro cerebro sano”.



Gracias a esa vinculación especial, a la actividad social que se intensifica en la relación con sus nietos, las personas mayores consiguen prevenir o retrasar el declive cognitivo que acompaña al envejecimiento. Es decir, tal como asegura el neurólogo, “los abuelos que se identifican plenamente con ese papel en compañía de sus nietos, se activan tanto física como emocionalmente”.



Por su parte, en los niños las relaciones sociales favorecen un buen desarrollo cerebral de sus estructuras cognitivas y emocionales. “Es por eso que los abuelos contribuyen al desarrollo social y emocional del niño, pero también contribuyen a trasmitir la historia, las tradiciones y los valores familiares. Además, el amor de los abuelos fortalece su autoestima”. No podemos olvidar que la interacción social tiene efectos gratificantes para ambos, puesto que estimula las áreas de recompensa cerebrales.



 



UNA RELACIÓN FORZADA



Cuando la relación que se establece entre los abuelos y los nietos responde más a la obligación que a la voluntad, sobre todo por parte de los primeros, las cosas cambian. “Cuidar a los nietos debe ser una actividad placentera para abuelo y nieto, pero nunca convertirse en una carga para el mayor que se sienta sobrepasado”. Así se considera en la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), para quienes es esencial considerar las necesidades y los deseos de los más mayores antes de asumir la tarea de cuidar de sus nietos. Es por eso, que la SEGG habla de “abuelos canguro” y ha establecido un decálogo intentando que el cuidado de los más pequeños sea realmente placentero y provechoso para ambas partes, ya que los expertos coinciden en señalar que “los abuelos cuidadores ven como se rebajan sus sentimientos de tristeza, de soledad y de aburrimiento, y los nietos aprenden a tener paciencia, aprenden de la experiencia de sus mayores, conocen el sentimiento de familia y diversifican las relaciones más allá de la de los padres”.



 



DECÁLOGO DEL ABUELO-CANGURO



  1.- Haz lo que puedas y no te sobrecargues de labores.



  2.- Aprende a decir “No”.



  3.- No descuides tu salud.



  4.- Establece unas reglas básicas y una comunicación fluida.



  5.- Reservarte tu propio espacio y tiempo.



  6.- Mantente en buena forma física.



  7.- No te sientas culpable si no eres capaz de realizar las tareas como antes.



  8.- Intenta realizar actividades con tu nieto que se adecuen a ti y que os reconforten a los dos.



  9.- Pon límites.



10.- Disfruta de tu nieto y de los momentos compartidos con él.



 



PARA QUE LA RELACIÓN DE LAS TRES GENERACIONES SEA BUENA, NO OLVIDES…

 



ABUELOS




  • Comentar con los padres las normas y rutinas familiares. Respetar las formas de educar de tus hijos o de tu yerno o nuera, aunque lo hagan con su propio estilo.

  • No criticar o dar consejos a los padres, intentando que eduquen a los nietos como a ti te gustaría



PADRES




  • No sobrecargar a los abuelos y respetar sus tiempos de ocio.

  • Confiad en ellos, ya han criado unos hijos, sabrán criar a unos nietos. No busquéis rivalidades absurdas con preguntas del tipo ¿me ha echado de menos?

  • Tener muy claro el rol que desempeña cada uno. Educador responsable, coeducador

Los abuelos y abuelas apoyo fundamental en la familia y su rol imprescindible en la sociedad

Los abuelos y abuelas apoyo fundamental en la familia y su rol imprescindible en la sociedad


  • La relación abuelo-nieto es imprescindible para las dos partes y también para la generación intermedia.

  • Aproximadamente 1 de cada 4 abuelos cuida de sus nietos y dedica una media de siete horas diarias. 

  • Ejercer el rol de abuelo es una forma de sentirse socialmente integrado, incrementando el bienestar y el sentimiento de utilidad, disminuyendo el sentimiento de soledad, sobre todo en momentos de pérdidas.



La figura del abuelo se ha reforzado en los últimos años debido al protagonismo que están adquiriendo en su labor de cuidadores auxiliares y de apoyo en los momentos de crisis económicas y familiares. De hecho, según datos de la  Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación de Europa (SHARE, 2006), uno de cada cuatro abuelos españoles cuida de sus nietos; y dedica una media de siete horas diarias, dos más que la media europea.  A lo que el Presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, el Dr. José Antonio López Trigo responde: “aunque en la mayor parte de los casos, esta actividad se hace de forma voluntaria y con agrado, también es verdad que, en algunos casos, las abuelas y abuelos tienen la sensación de realizar una jornada laboral a tiempo completo y se sienten forzados en unas cargas de cuidados y educación”.

Los abuelos ayudan a  padres y nietos, y son referentes, fuente de experiencia y sabiduría. “La figura del abuelo/a es fundamental para el desarrollo personal de los nietos. Por un lado, los abuelos ejercen de guía y ayuda en la paternidad/maternidad. A menudo, son modelo de rol para los futuros padres: desde las primeras tareas de cuidado del recién nacido hasta las pautas de crianza o el mantenimiento de límites en la adolescencia”, comenta la Dra. Sacramento Pinazo-Hernandis, Vicepresidenta de Gerontología de la SEGG.

Por otro lado, la doctora afirma que la abuelidad también es importante para los mismos abuelos. Puesto que “ejercer el rol de abuelo es una forma de sentirse socialmente integrados, incrementando el bienestar el sentimiento de utilidad, disminuyendo el sentimiento de soledad sobre todo en momentos de pérdidas”.

Triadó y Villar (2000) encontraron que ese rol que se le otorga al abuelo de memoria familiar y vínculo entre su pasado y su futuro, repercute a su bienestar personal, dándole significado a su trayectoria vital en la etapa de la vejez. Además, en el estudio realizado en 2008 por Triadó, Villar, Solé, Celdrán, Pinazo-Hernandis, Conde y Montoro-Rodríguez, se mostraron los beneficios que obtienen los abuelos con el cuidado de los nietos: disfrutar con el rol de abuelo, tener mayor cercanía con los nietos y sentirse contento por ello, hacer feliz al nieto/a al pasar tiempo con él/ella, satisfacción general con la abuelidad, que el nieto/a sea la alegría de la casa, tener un mayor sentimiento de actividad y que la abuelidad de sentido a la vida en general. 

De todo lo anterior se extrae que la relación abuelo-nieto es imprescindible para las dos partes y también para la generación intermedia. “Entre abuelos y nietos se crea un vínculo especial de reciprocidad, aportando cada uno aspectos fundamentales y únicos al otro”, concluye Pinazo-Hernandis. 

 



Decálogo del abuelo canguro: 



La SEGG felicita a los abuelos y abuelas por el importante rol que ejercen y facilita estas recomendaciones para cuando asuman la tarea de cuidar a sus nietos:



  1.- Haz lo que puedas y no te sobrecargues de labores. Cuidar de los nietos debe ser una actividad placentera, nunca una carga o una labor que nos supere. 



  2.- Aprende a decir “No”. Ante tareas en las que no te veas capaz, o si tienes otros planes o compromisos, no tengas miedo de decir a tus hijos.



  3.- No descuides tu salud. Conoce dónde están tus límites y no te olvides de tus revisiones médicas.



  4.- Establece una buena comunicación. Ante cualquier problema o si la situación se te va de las manos, háblalo con tu hijo/a. Lo mejor será establecer unas reglas básicas y que siempre haya una comunicación fluida entre ambos.



  5.- Resérvate tu propio espacio y tiempo. Sigue practicando las actividades que tanto te gustan y disfruta de tus ratos de ocio.  



  6.- Mantente en buena forma física. Haz ejercicio, sigue una dieta adecuada y estimula tu mente.



  7.- No te sientas culpable si no eres capaz de realizar las tareas como las antes. Debes pensar que ya no tienes ni la agilidad, ni los años que cuando tu tenías hijos y es lógico que las cosas no te salgan igual de bien o incluso que no puedas desempeñar alguna tarea, no te culpes por ello.  



  8.- Intenta realizar actividades con tu nieto que se adecuen a ti y que os reconforten a los dos. Debes pensar también en ti a la hora de planificar actividades, por ejemplo, llevar a tu nieto a un parque de atracciones puede ser demasiado inadecuado y estresante para ti, pero en cambio un paseo por el parque o unos juegos de mesa pueden resultar estupendos para pasar una tarde.



  9.- Pon límites. Estar con el abuelo no significa que el nieto “haga lo que le dé la gana”. Establece una serie de normas que tu nieto debe cumplir cuando esté contigo.



10.- Disfruta de tu nieto y de los momentos compartidos con él. Intenta ver el lado positivo de las cosas y saca partido a las experiencias vividas junto a tu nieto.

La Soledad en los Mayores, un gran problema de salud que debe detectarse a tiempo

La Soledad en los Mayores, un gran problema de salud que debe detectarse a tiempo

Es necesario profundizar en la repercusión que tiene la soledad en las personas mayores y apostar por medidas novedosas que mitiguen esta.



 



Paula Barrio, Responsabilidad Sociosanitaria



 



Es evidente la repercusión que tiene la soledad en el deterioro de la salud y el bienestar de las personas mayores, y ésta se ha ido incrementando en los últimos años debido al envejecimiento de la población. Según la última encuesta publicada por el INE, cabe destacar que los hogares unipersonales de personas de 65 años y más aumentaron un 4,0% respecto a 2015

Una parte importante de la población adulta sufre soledad. Las relaciones sociales y el esfuerzo familiar son factores que pueden ayudar a combatir este sentimiento que aparece, sobre todo, en personas de edad avanzada. Según el estudio realizado por Louise C.Hawkley en la Universidad de Chicago, publicado en Research on Aging, sobre el 20-25% de las personas entre los 65 y los 79 años declara tener sentimientos de soledad, sin embargo hay otra gran parte de la población que se mantiene intacta ante este hecho.

Aunque esta situación es común en todas las personas, “su naturaleza como experiencia subjetiva varía de una persona a otra, manifestándose ante diferentes condiciones”, afirma el Director General de Dependencia y Mayor de la Comunidad de Madrid, Carlos González Pereira.



Uno de los factores de riesgo es vivir solo, pero “la soledad en sí misma no es mala, lo malo es estar solo aunque uno no quiera”, asegura el presidente de la Unión Democrática de pensionistas (UDP), Satur Álvarez Bacaicoa.

La soledad no deseada es la que está vinculada a problemas de salud ya que en muchas ocasiones está acompañada de menor actividad física debido a enfermedades crónicas que disminuyen la movilidad, deficiencias sensoriales de la vista y el oído o incluso un estado de ánimo depresivo. Todo esto ayuda a propiciar situaciones de soledad.

La pérdida de amigos y familiares puede ser otra de las causas de la aparición de la soledad en los ancianos, pero más especialmente la pérdida de la pareja. Hasta los 64 años la situación de convivencia fue más elevada en los hombres, sin embargo en las edades mayores de 65 años dicha propensión fue mayor en las mujeres.

Las diferencias de género en la soledad son encontradas de manera inconsciente según el estudio mencionado anteriormente. “Es curioso, pero los trabajadores sociales siempre dicen que la soledad la llevan peor los hombres”, afirma Álvarez Bacaicoa. La soledad es una realidad muy feminizada en los grupos de mayor edad, casi el 73% de las personas mayores que viven solas son mujeres, ya que de media en nuestro país estas viven cinco años más que los hombres. Pero, por lo que parece, los varones son más vulnerables ante este hecho.



 



RECURSOS PARA COMBATIR LA SOLEDAD 



La población española se muestra preocupada y partidaria de que el Estado proteja a las personas mayores que viven solas. “Creemos que la sociedad es consciente del riesgo que puede suponer en las personas mayores la presencia de una situación de soledad”, afirma González Pereira.

Esta situación de soledad es una de las principales inquietudes de las personas mayores a las que se intenta dar respuesta desde la Administración, por ejemplo a través de las diferentes medidas desarrolladas en la reciente Estrategia de Atención a personas mayores presentada por la Comunidad de Madrid.



Una de las líneas estratégicas de este programa es la mejora de residencias, pisos tutelados, estancias temporales y ayudas económicas para el acogimiento familiar. “Creemos que estas medidas pueden reducir la situación de soledad, además de prevenir situaciones de dependencia y disminución  de institucionalización de la persona mayor en un centro residencial”, asegura González Pereira.

Para combatir la soledad existen otros servicios como los centros de mayores, hogares y clubs. Además, también se puede contar con las asociaciones de mayores, como UDP. El problema es llegar a las personas que no utilizan estos recursos y lograr su integración en algún tipo de actividad.

“En nuestro trabajo con este grupo de población hemos detectado que es fundamental la coordinación de las distintas entidades que trabajan con mayores para ser más eficaces”, asegura Álvarez Bacaicoa. Las asociaciones de vecinos y de mayores, las administraciones y las ONG deben trabajar conjuntamente y proporcionar los recursos necesarios que ayuden a paliar esta soledad y a atender a estas personas.



 



VIVIENDAS COMPARTIDAS 



Una de las medidas más novedosas para combatir este problema son las viviendas compartidas, que promueve la estrategia madrileña. El objetivo de este programa está dirigido a impulsar, promover, fomentar y facilitar el contacto entre personas mayores que buscan compartir vivienda, tareas adicionales como limpieza de la casa, acompañamiento y repartir los gastos que se generan en ella.



Compartir piso no es solo una alternativa a la institucionalización, sino que se convierte en una oportunidad para lograr un estilo de vida que conduce a un envejecimiento activo en compañía de otras personas de su misma edad.

“Las viviendas compartidas, son una iniciativa basada en la ayuda mutua que pretende dar respuesta a las necesidades de apoyo de las personas mayores, así como a las necesidades de alojamiento”, afirma González Pereira.

Es importante profundizar en la importancia de estas situaciones, seguir concienciando a la sociedad y apostar por la puesta en marcha de medidas novedosas.


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